La ingobernabilidad y el nuevo "Paro Nacional" 2022

Josè Luna Patiño, 21/06/202 15:00

(Fuente: ecuavisa.com, 17/06/2022)

Una forma de entender el escenario actual ecuatoriano es desde la dicotomía publico/privado o, si se quiere, un contraste de los alcances de cada esfera sobre la responsabilidad cotidiana.

Es un hecho que hace aproximadamente tres lustres, el alcance estatal ha venido relevando esferas que, anteriormente, pertenecían a responsabilidades netamente privadas. Esta relación contraría es, por naturaleza, imperialista y avasalladora: impone nuevos escenarios psicológicos sobre la causalidad de los particulares y la injerencia del Estado en asuntos contractuales.

El avance sistémico produce, como estamos evidenciando en la actualidad, una “crisis fiscal” en materia presupuestaria, esto es: el tamaño del estado y las responsabilidades que se ha atribuido sobrepasan la capacidad de responder a exigencias de la sociedad civil (acostumbrada un escenario de bienestar) por motivos esencialmente económicos. Un causa importante de la “ingobernabilidad”.

Así pues, la ingobernabilidad tiene su génesis en cuanto que, las necesidades de la sociedad civil aumentan y la capacidad de las instituciones públicas de responder a ellas no, o, muchas veces, disminuye. (Bobbio, 2018) El autor además señala que este fenómeno tiene relación cercana (y casi causal) con la crisis de legitimidad.

La legitimidad en cambio, siguiendo la dicotomía publico/privado ahora desde el derecho, se refiere a la concepción de obediencia por parte de los gobernados sobre las leyes propuestas por los gobernantes. Cuando esto ocurre, gran parte de la población muestra su descontento mediante manifestaciones y un repudio tácito hacia el gobierno en turno.

En otras palabras, el descontento, traducido en este artículo como ingobernabilidad, es independiente del gobierno que ha propiciado este estado actual de crisis fiscal, pero que, a través del poder “popular” de algunos dirigentes sectoriales, parece estar abusado con fines netamente políticos. Conclusión válida si consideramos los argumentos anteriores acerca del alcance público sobre lo privado.

Se desprende entonces que, las manifestaciones actuales son legítimas expresiones de cambio sustancial del statu quo anteriormente establecido y financiado por gobiernos que supieron yuxtaponer lo público a lo privado. Hoy el descontento es una muestra indubitable de la caducidad de la capacidad de responder a exigencias civiles y, por ende, exige un cambio importante.

Por otro lado, la única manera de resolver una crisis de legitimidad es a través de la sociedad civil, buscando nuevas fuentes de legitimación. (Bobbio, 2018) Sin embargo, es curioso que estas fuentes del derecho público como tal, sean las mismas que conducen a este estado de crisis estatal.

Entramos en un círculo vicioso político característico de países latinoamericanos, cuya única solución aparenta ser una herramienta tradicional y destructiva como lo es la deuda, que de forma particular podría atender estas exigencias de la sociedad civil traducidas a 10 puntos concretos, pero que desencadenaría otra crisis similar en unos años y daría pauta a más años “de resistencia” y exigencias legitimadas en circunstancias causales posteriores y similares. Vuelta a la caverna, o, vuelta a la deuda.

Bibliografía

Bobbio, N. (2018). Estado, Gobierno y Sociedad. México: Fondo de Cultura Económica.

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