La ingobernabilidad y el nuevo "Paro Nacional" 2022
Josè Luna Patiño, 21/06/202 15:00
Una forma de entender el escenario
actual ecuatoriano es desde la dicotomía publico/privado o, si se quiere, un
contraste de los alcances de cada esfera sobre la responsabilidad cotidiana.
Es un hecho que hace
aproximadamente tres lustres, el alcance estatal ha venido relevando esferas
que, anteriormente, pertenecían a responsabilidades netamente privadas. Esta relación
contraría es, por naturaleza, imperialista y avasalladora: impone nuevos
escenarios psicológicos sobre la causalidad de los particulares y la injerencia
del Estado en asuntos contractuales.
El avance sistémico produce, como
estamos evidenciando en la actualidad, una “crisis fiscal” en materia presupuestaria,
esto es: el tamaño del estado y las responsabilidades que se ha atribuido sobrepasan
la capacidad de responder a exigencias de la sociedad civil (acostumbrada un
escenario de bienestar) por motivos esencialmente económicos. Un causa
importante de la “ingobernabilidad”.
Así pues, la ingobernabilidad
tiene su génesis en cuanto que, las necesidades de la sociedad civil aumentan y
la capacidad de las instituciones públicas de responder a ellas no, o, muchas
veces, disminuye.
La legitimidad en cambio,
siguiendo la dicotomía publico/privado ahora desde el derecho, se refiere a la concepción
de obediencia por parte de los gobernados sobre las leyes propuestas por los
gobernantes. Cuando esto ocurre, gran parte de la población muestra su
descontento mediante manifestaciones y un repudio tácito hacia el gobierno en
turno.
En otras palabras, el descontento,
traducido en este artículo como ingobernabilidad, es independiente del gobierno
que ha propiciado este estado actual de crisis fiscal, pero que, a través del
poder “popular” de algunos dirigentes sectoriales, parece estar abusado con
fines netamente políticos. Conclusión válida si consideramos los argumentos
anteriores acerca del alcance público sobre lo privado.
Se desprende entonces que, las
manifestaciones actuales son legítimas expresiones de cambio sustancial del statu quo anteriormente establecido y
financiado por gobiernos que supieron yuxtaponer lo público a lo privado. Hoy
el descontento es una muestra indubitable de la caducidad de la capacidad de
responder a exigencias civiles y, por ende, exige un cambio importante.
Por otro lado, la única manera de
resolver una crisis de legitimidad es a través de la sociedad civil, buscando
nuevas fuentes de legitimación.
Entramos en un círculo vicioso político
característico de países latinoamericanos, cuya única solución aparenta ser una
herramienta tradicional y destructiva como lo es la deuda, que de forma
particular podría atender estas exigencias de la sociedad civil traducidas a 10
puntos concretos, pero que desencadenaría otra crisis similar en unos años y daría
pauta a más años “de resistencia” y exigencias legitimadas en circunstancias
causales posteriores y similares. Vuelta a la caverna, o, vuelta a la deuda.
Bibliografía
Bobbio, N. (2018). Estado, Gobierno y Sociedad. México: Fondo de Cultura Económica.
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